El martes por la noche, el Real Madrid fue eliminado de la Copa del Rey frente a la Real Unión de Irún. Y yo estuve allí. No tranquilos, no me voy a convertir en comentarista deportiva ni voy a hacer de este blog un diario deportivo. Sólo es la anécdota. Todo empezó cuando yo estaba con mi amiga Arantza viendo su piso y me llamó mi niño, que cuenta conmigo para todo siempre que puede y em planteó la oportunidad de ir con otros dos amigos a Bernabéu a ver a Madrid. Pues venga, no dicen que es tan grande... pues si que lo es sí. Además, nos tocaron unos asientos de coña desde los que se veía todo genial. Todo salvo los tres primates que teníamos detrás. Pobrecillos (porque lo único que me producen es lástima) no paraban de gritar obscenidades a los jugadores del equipo contrario (como si les fueran a escuchar) y a los aficionados del Irún que estaban 3 gradas más arriba y que por supuesto tampoco les podían oir. Pero allí estabamos comiendo pipas como loros, cuatro catalanes del Barça viendo cómo perdía el Madrid en su propia casa la eliminatoria para la Copa del Rey. Fue curioso no poder celebrar los goles del Real Unión ni cagarnos en los goles de Raúl etc. Lo mejor: La calefacción del estadio y la posterior tortilla del Jose Luis. Lo peor, los monstruos de los Ultra Sur (qué miedo por dios) y sentir que no podíamos gritar Força Barça. Todo un reto pero, el Madrid fue eliminado y yo, estuve allí.