La vida nos va cambiando y sin darnos cuenta vamos tomando como habitual acciones y situaciones. Se van conviertiendo en costumbres según que cosas y vemos que nuestro suelo tambalea. Pero ¿qué está ocurriendo? Sentimos que nuestros pies vibran y que a nuestro alrededor algo está cambiando. Pero no, no es nuestro alrededor. Somos nosotros, que la vida, las personas, las situaciones... nos hacen cambiar. Horas y horas delante de una pantalla; pensando en sueños en vez de soñar; dejar de ver a tu gente y echar de menos su olor; sentir que tu casa es un hotel y pensar que el fin de semana ya no será para divertirse, sino para descansar. Y mejor no te paras a pensar si vale la pena o no, porque no tienes tiempo. Empiezas a tomar conciencia de que el ahora es ayer y que el mañana es hoy. Y los dolores de cabeza no te dan ni una tregua... Al irte a dormir ves que tu libro, ese que tanto te gustaba, lleva demasiado tiempo parado en la misma página; que ya no buscas formas en las nubes; que no piensas en escribir si no que escribes casi sin pensar; cuando una cena se convierte en un "me quiero ir a casa"...
No se qué decir. Porque en el fondo me gusta. Porque en el fondo, lo necesito.
En los últimos años, con la prolifereación de terapias alternativas, se ha desarrollado la llamada "risoterapia". Consiste en el tratamiento de algunas enfermedades o dolencias mediante la risa. Filósofos, psicólogos y médicos desde el antiguo imperio chino, han defendido la risa como método para superar bloqueos mentales y ciertas patologías.
Sin embargo, no quería hablar de la risoterapia como una técnica establecida, sino de la risa en general. Y es que últimamente y a pesar del estress, del cansancio y del dolor, me estoy riendo hasta llorar. Por ejemplo en el trabajo. El otro día sin ir más lejos, en una de esas reuniones eternas que hacemos los creativos emecitos, no podía parar. Además, mi compañera y yo nos mirábamos y no podíamos contenernos. Y un comentario tras otro y después de un rato largo, cualquier palabra nos recordaba al origen y volvíamos a reir. Y lo mejor es que en esos momentos, la creatividad fluyó y sacamos muy buenas ideas. A pesar del poco tiempo, del cansancio y del stress.
Hacía tiempo que no me reía tan a gusto. Ultimamente lo hago bastante y sin darme cuenta. Y cuando he acabado, en el cuerpo se me queda una sensación única, indescriptible. Un dolor placentero que recorre mi cuerpo y un por un momento, me siento bien.
Siento la pésima redacción, pero no doy para más ultimamente.
Necesito descansar.
Esta semana está siendo horrible.
Peor que la anterior.
Menos mal que hoy es jueves.
Aunque no se qué pasará a partir del lunes.
No me olvido del blog.
No me olvido de vosotros.
No me olvido de ti.
Lo sabes.
PD: Si nace Mikel, podré ir al Hospital a verlo?
O CÓMO NO MORIR DE UN DOLOR DE CABEZA
Hay gente que de su familia recibe herencias. Yo la he recibido en vida y no es precisamente una fortuna. Gracias a la maravillosa genética, tengo migrañas/jaquecas/neuralgias (llámalo como quieras, es la misma putada). Me duele la cabeza casi cada día y cuando no me duele, no es que no me duela, si no que no me duele demasiado y he aprendido a vivir con este dolor. Si no me despierto con los ojos sin poderlos abrir y con la cabeza como si me la hubieran pateado, poco a poco me va viniendo y antes de que llegue al trabajo, ya lo tengo conmigo. Me acompaña constantemente. Unas veces más o tras menos. Pero siempre está ahí. Nadie sabe lo que es hasta que lo pasa y odio a las personas que cuando les duele la cabeza un día se piensan que se van a morir. En realidad, se sentirán mejor si piensan que hay otros, que cada día piensan que se morirán. Y no lo hacemos, aprende,mos a chutarnos "polvos mágicos" o pastillas de colores no para alucinar sino para dejar de hacerlo....
Ay señor... no se que voy a hacer con esta cabeza loca!
El otro día, en una de esas conversaciones entre amigos y copas (dan para mucho ya véis), nos dimos cuenta que la mayoría nos habíamos conocido ya de mayores y que claro, en realidad no teníamos pasado. No porque no lo tuvieramos si no porque no lo habíamos vivido. Al principio de venir a vivir a Barcelona, eso era algo que me entristecía bastante porque nadie sabía cómo era yo en relidad. Porqué reaccionaba a algunas cosas de determinada manera, porqué me daban miedo según que cosas, porqué me hacían gracia otras... En Valencia, tenía a algunas personas cerca que habían vivido los momentos más felices y más duros de mi vida que son los que explican cómo somos en realidad. Lo que somos es fruto de nuestro pasado y tal vez mucha gente no nos entiende porque no lo conoce. Poco a poco y con profundas conversaciones te das cuenta de muchas cosas y le das respuesta a tantas otras que nos cuestionamos. Y de esto te das cuenta cuando te vas haciendo mayor y en tu camino van apareciendo personas nuevas. Cuando somos pequeños y hemos compartido todo con nuestros amigos, y esos amigos se mantienen de mayores... todo esto no hace falta. Pero qué dificil es mantener un amigo. Bueno, con esto quiero darle a Clara mi pasado con una foto. Para que vea que lo tengo. Aunque ella ya, sin haberlo vivido lo conoce de sobra. Siento que la foto esté mal, pero... no le pidáis peras al olmo.

Y no es justo, porque la gran mayoría de los verbos en castellano son de la 1ª...

- Reir

- Gemir

- Sentir

- Divertir

- Escribir

- Latir

- Vivir

- Dormir

- Recibir

- Existir

Para ti, porque me los das todos.

Esta semana Barcelona, la ciudad en la que me gustaría seguir viviendo, se ha convertido en la capital mundial del mercado inmobiliario. Del sucio, rastrero e injusto mundo de la compraventa de viviendas. Y aunque es un tema de vital importancia para muchas personas y que lleva de cabeza a la gran mayoría de la población española, no voy a hablar de lo duro que es comprar un piso, si no de lo duro que es independizarse.
Hace poco, entre copas y con amigos, tuve una conversación que, aunque por un lado no me hizo sentir tan rara, me dio que pensar muchísimo. La gran mayoría de las personas que allí estábamos, coincidíamos en que ya era hora de salir del nido y no lo hacíamos no por falta de ganas. Y no es que estemos mal en casa, porque nadie nos cuidará mejor que papá y mamá. Pero el ser humano necesita ciclos y el ciclo en el que estamos empieza a durar demasiado. Y ojo, que la mayoría no llegamos a los 26 años (pobres aquellos que con 30 estén en casa) y en realidad acabamos de acabar “el cole”. Pero si nos ponemos a pensar, al paso que vamos jamás lo lograremos. Tenemos sueldos miserables aquellos que con suerte hemos conseguido un trabajo y más suerte aún los que tienen coche gracias a sus padres. No podemos ni pensar en irnos a vivir solos, ni acompañados, ni con un equipo de fútbol entero. No podemos pensar que dentro de unos meses “todo irá mejor” porque sabemos, que vayamos donde vayamos seremos los eternos “prácticas” y no nos merecemos cobrar ni sueldos mínimos interprofesionales.
Ahora, intentad recordad ese anuncio de la tele de una caja de ahorros que dice… “los jóvenes nos lo curramos, estudiamos, trabajamos y que nos compramos piso aunque parezca imposible. Que nos divertimos y que si queremos algo lo conseguimos…”
  1. Trabajamos los que podemos
  2. No nos compramos piso y no parece imposible, lo es.
  3. Si nos divertimos, haciendo botellón aunque esté prohibido.
  4. Y si queremos algo, tal vez lo consigamos cuando ya dejemos de quererlo.

Nuestro padres a nuestra edad, ya habían cambiado de ciclo... Así que lo único que nos queda es...

PACIENCIA

Aunque ahora mismo me esté saliendo sangre de los ojos y se estén quemando mis neuronas, hoy dedicaré este post a una persona que ha vuelto. Gracias a él, supimos imaginar cómo eran los besos sin haberlos dado; cómo se podía soñar con alguien a miles de kilómetros de distancia; cómo podíamos pensar que eso sólo nos pasaba a nosotras y que jamás amaríamos a nadie como a esa persona; sólo con él abrazamos nuestras almohadas por las noches pensando en que algún día llegaría nuestro momento y que alguien sería capaz de morir por nuestro veneno, de pensar que somos "ella" y que si tu me miras, aprenderé a decir "te quiero" sin hablar. Cuando nadie me ve, pienso en que he sido tan feliz contigo, siendo amiga tuya y teniendo el corazón partio. Que hay un universo de pequeñas cosas, dónde mi soledad y yo no quieren vivir deprisa porque... ¿lo ves? lo que fui es lo que soy. Y no es lo mismo porque, aquello que me diste se convirtió en mi primera canción. Espero que le vaya muy bien y que haga soñar a tantas jovencitas cómo lo hizo un día. Tal vez para mi no sea lo que fue, pero eso no lo cambiará nada ni nadie. Ni el tiempo, ni las arrugas, ni los tintes... A Bego, Mónica, Clara y Marilo, que aunque se que jamás verá este blog ella se merece este post más que nadie.
Se que durante varios días habéis estado perdidos. Ya nada tenía sentido en internet y no valía la pena buscar blogs interesantes, porque el que realmente valía la pena estaba parado. Se que os he fallado a los más fieles visitante y que lo echáis de menos como el aire que respiráis. Os debo una disculpa (que no una excusa). El ordenador de casa ha dicho "basta" (la pantalla en realidad). Empezó a hacer chispas y se apagó. Si puedo desde el trabajo, iré actualizando Donde habita el olvido, aunque no os aseguro nada... Pero tranquilos, no me he ido. Sólo es un breve periodo de cierre por enfermedad (menos mal que la Navidad está cerca...) y volveré. ANTES DE LO QUE OS IMAGINÁIS