Mis conocimientos sobre arte y sobre historia del arte son bastante limitados desgraciadamente. Por supuesto estoy hablando del arte plástico (pintura, escultura, arquitectura). En el instituto, fue una de las asignaturas que más disfruté (aunque también una de las más duras) sin embargo y muy a mi pesar, son conocimientos que he ido olvidando con el tiempo por falta de práctica. Por otro lado, el arte moderno nunca ha sido mi fuerte por esa manía que tengo yo de encontrarle un porqué a todo y los motivos últimos de las creaciones. Son reflexiones demasiado complicadas que requieren en ocasiones, un estudio profundo no sólo de la obra si no también de su autor.

Sin embargo, hace unos días calló en mis manos un sencillo y pequeño libro (en tamaño) que en dos días ya me he terminado. Se titula "El Arte" y es la explicación que el escritor, el catalán Juanjo Sáez, le da a us madre sobre el arte, los artistas y los estilos artisticos que ha vivido (y ha sufrido) la humanidad a lo alrgo de la historia. Escrito como si fuera caligrafía e ilustrado con dibujos bastante Naïf de su autor, es la mejor explciación sencilla y más completa sobre el arte.

Del libro me quedo con varias cosas:
* Cuando vemos un paisaje bonito no nos preguntamos cuál fue el motivo de su creación o cuál fue el objetivo de "Dios" al crearlo. Simplemente lo disfrutamos... ¿Porqué no hacemos lo mismo con una pintura?
* A la mayoría de la gente no le gusta el arte moderno (con todas sus variantes) porque no es bonito y no entiende que el arte pueda ser feo. O simplemente diferente a la realidad.
* Vivo en la ciudad que alberga una de las pinacotecas más importantes del mundo. Tengo que aprovecharlo.
Se lo recomiendo a todo aquel que necesite repasos y explicaciones sobre arte sencillas y claras, como si fueran para tu madre.
Ya se, esta canción la habré puesto un millón de veces en Donde Habita el Olvido pero me encanta y no puedo evitarlo. Y se la dedico a la persona que comparte su vida conmigo y que siempre piensa en mi cuando está en el rompeolas o allá donde esté...

Alicia estaba sentada frente al televisor viéndolo sin mirarlo, pensando en millones de cosas a la vez sin llegar a hacer nunca nada. Y sabía que ese era su gran problema. Siempre andaba pensando en cosas, dándole vueltas a un montón de ideas, de proyectos, de sueños, de historias... pero nunca hacía nada para que ocurrieran de verdad. Se había malacostumbrado a limitarse y conformarse a pensar. Y ahí se quedaba todo. Porque todos esos pensamientos se perdían en un laberinto de dudas, miedos e indecisión que nunca le llevaba a ningún sitio. Inmóvil, quieta y sometida a una pasividad física totalmente irreconocible en ella, ahí estaba, metida en mil planes que jamás haría realidad. Cerró los ojos y entró de repente en un profundo y pesado sueño.


El Teléfono es un intento de recuperar la faceta de escritora que nunca seré. Pero como dicen que la vida es una carrera de intentos, que por eso no sea. Cada semana tendréis una pequeña píldora de esta histora que espero os guste. Se aceptan sugerencias y apuestas para el final de El Teléfono porque aunque está pensando, el final no está escrito...
... un circo que alegraba siempre el corazón. Lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción...

Eso somos Bego y yo, un circo. Sobre todo cuando nos juntamos. Nos reímos de cosas que sólo nosotras entendemos y sobre todo de aquellas que ninguna de las dos comprende. Nos reimos de nuestras propias gracias y de las gracias de la otra cuando normalmente, a nadie más les hacen gracia. Pero al final, la gente que tenemos alrededor, se contagia de este estado de buen rollo y entusiasmo que desprendemos. Aunque yo creo que en realidad, lo que hacen es reirse de nosotras. Pero solo ocurre cuando estamos juntas. Sabemos que la vida es puta, una mierda, dura e injusta pero mejor verla lleno de color, con alegría y emoción y sobre todo, a bailando al ritmo de cualquier música.


Como ya sabréis, este no es el nombre de un nuevo postre, que por cierto estaría buenísimo... Es el título del primer single del nuevo álbum de Joaquín Sabina, Vinagre y Rosas, del que se viene hablando desde hace mucho pero que yo aún no había comentado. Y de hecho creo que no lo voy a hacer, porque tengo mucho trabajo y lo dejo para otro día. Si publico esta canción es por otro motivo. Cuando digo que llevo toda la vida esperando ir a un concierto de Sabina no es exagerar, pues literalmente desde que tengo uso de razón, deseo ir a uno de sus conciertos. Ahora que vivo en Madrid, pensé que sería un buen lugar y más con un disco nuevo bajo el brazo y con colaboraciones tan buenas como la de Pereza... además, para más inri, el concierto será en el palacio de los deportes cuyo aforo es inmesurable y las entradas no serán demasiado caras... ¡¡Pero cuan ignorante soy!! Ayer por la noche, decidí mirar el precio de las entradas y me doy cuenta que, la más barata (es decir, la de arriba del todo a al derecha y un poco más allá) costaba alrededor de unos 80 eurazos. ¿Pero estamos locos o qué? Qué es esto de 80€ por una entrada donde lo más que verás será una pantalla y con mi altura, dudo que llegue a verla... Indignada, anonadada y tremendamente cabreada estoy pues, es tal mi ilusión por ir a un cocierto de este maestro (pesetero eso sí) que lo pagaré sea como sea...

Se aceptan donativos... ;)


Esta canción de los 80's la conocí siendo yo pequeña pero no la escuché ni en la radio, ni en una película, ni en la televisión ni en una cinta en el coche de mi padre. La escuché durante un año aproximadamente casi todos los fines de semana. ¿Cómo? Por aquella época yo me dedicaba junto con más niños y niñas a bailar encima de escenarios compitiendo con otros grupos haciendo coreografías en play-back. ¿Cutre? Tal vez pero aunque no os lo creáis estaba todo muy currado: los vestuarios, los maquillajes, las coreos, la interpretación... nos pasábamos las semanas ensayando en el casal después del cole y los deberes... pues por la noche o en los descansos de los ensayos. Nuestros padres estaban encantados. Por un lado, tranquilos porque en lugar de llevarnos a caras clases extraescolares, nos tenían de forma casi gratuita controlados y encerrados haciendo ejercicio y desarrollando nuestras habilidades más artísticas. Por otro, orgullosos y con las babas por los suelos, viéndonos encima de escenarios tanto niñas como niños, haciendo equipo y luchando por el primer premio.

Por desgracia, ese año tuvimos una gran competencia y nuestra sequía de trofeos se debió a esta canción. A la canción y a su guapísimo protagonista (un niño llamado David que nos volvía locas a todas). Además, todo cambió tras este año pero yo creo que a bien. Cada vez los bailes eran más bonitos y más originales. Se "contrataban" a coreógrafos semiprofesionales que tras un viaje por Londres, venía con las ideas más novedosas para nuestro grupo. Y así hasta que algunas niñas dejamos de serlo (o eso nos pensamos) y a los niños les apareció una sombra sobre el labio, que repercutía en la calidad de los maquillajes... Y yo seguí bailando a otros niveles que ahora no vienen a cuento, pero que tal vez algún día, si me siento con fuerzas, os explicaré.

En fín, que aquí os dejo este hit que hace poco volví a escuchar tras más de 10 años.