Si te paras a pensarlo un momento, todas las cosas importantes que nos ocurren en la vida, requieren su tiempo de espera. Un tiempo que a veces se hace delicioso y divertido, otras veces es doloroso, otras veces está lleno de incertidumbre y duda... es como si fuera necesario ese tiempo para valorar mucho más aquello que estamos esperando. Y es inevitable porque todo requiere su tiempo. Las cosas es mejor hacerlas cuando tocan, por mucho que deseemos que ocurran ahora. Cuando conseguimos algo que llevamos tiempo esperándolo o nos ha costado mucho esfuerzo hacerlo posible, la recompensa es mucho mayor. Es la satisfacción de haberlo conseguido. Por ejemplo un embarazo. Nueve meses de espera pensando en cómo será su carita, sus ojos, su pelo, su piel... se sufre mucho durante ese tiempo (eso dicen) pero ese tiempo de espera es necesario. O como cuando llevas desde los 15 deseando tener 18 para ser mayor de edad. O cuando llevas mucho tiempo ahorrando para comprarte tu primer coche, o tu primer piso. O cuando te pasas noches enteras sin dormir estudiando para los exámenes durante cinco años y te licencias en el Palau de la Música con todos tus compañeros y amigos... El sentimiento de orgullo, satisfacción, alegría, recompensa... es tan grande que lo hace todo mucho más especial. Cada cosa lleva su tiempo y mejor disfrutar de ese tiempo que nada ni nadie lo puede evitar. Eso si, cuando llega aquello que esperamos (porque tarde o temprano llega por mucho que se nos haga eterno), nos convertimos por un instante (o para el resto de nuestras vidas) en la persona más feliz del mundo.

Comments (1)

On 12:48 p. m. , jax dijo...

la tensa calma que precede a la guerra... que más que guerra es un desafío...