Hace unos días ya que he vuelto de mis mini-vacaciones por Mallorca pero la verdad es que desde que he pisado Barcelona, no ha parado ni un momento. Allí pudimos descansar, a pesar de las caminatas por la montaña. Playas de arena blanca, sol, autobuses, italianos, guiris gambas, amor, risas, martinis y un buen comer que nos caracteriza a los dos... Pero aún me quedan unos días de vacaciones antes de volver a los horarios interminables, las prisas, los nervios... de hecho, mi primer día de trabajo consistirá en un rodaje, en concreto, mi primer rodaje sola, solita sola. Sin director creativo ni director de arte. Eso sí, con una clienta tocapelotas que no parará de recordarme que no estoy preparada para realizar mi trabajo. Pero en fín, ese es otro tema. Antes del fatídico lunes, apuraré al máximo los días que espero estén llenos de playa, sol, amigos, mucho amor, descansar y fiestas, muchas fiestas. Y lo mejor de todo es que estos últimos días de vacaciones me han coincidido con los últimos días de las Fiestas de Gràcia, el famosísimo barrio barcelonés. Pero es que además, me estreno en la borágine de esta festividad porque desde que vivo en Barcelona no había venido nunca (es irónico que viniera cuando aún vivía en Valencia). Calles adornadas por los vecinos, conciertos en las calles, chiringuitos de comida y bebida, punkis por todas partes... la guinda del pastel del verano siempre la pone las fiestas de la Mercé (Septiembre) pero esto no es más que un aperitivo. Además, desde que llegué de Mallorca y durante dos semanas tengo a mi pekeño por Barcelona, para que podamos vivir todo lo que nos hemos perdido durante tanto tiempo; para que podamos disfrutar de nuestra Barcelona y él pueda enseñarme sus rincones favoritos (que curiosamente coinciden en sumayoría con los míos); para poder compartir techo y cama, cocina y libretas, canciones y cigarrillos... Y también, disfrutar de mi familia, que poco a poco pasa el tiempo se agota y en nada nos plantamos en octubre.

Este regreso, con la piel más morena y una sonrisa perenne en mi cara, me hace ver lo necesarios que son los días de desconexión con la rutina. Ahora se ven las cosas de otra forma...

La primera foto es, para mí, la imagen del descanso...
La segunda, la de los locas valencianas por Gràcia