Hoy he estado paseando por uno de los barrios más emblemáticos de mi cuidad: El Born. Ciudad de pescadores, es el barrio más antiguo de Barcelona. Sus murallas hoy desaparecidas, encerraban la juería, los baños, el mercado, las atarazanas, la catedral del mar... lugares, calles y ruinas hoy visitadas por miles de turistas cada día y apasionados como yo de esta ciudad. Limita con el mar y Las Ramblas y en él encontramos una gran oferta de bares, cafés, restaurantes, tiendas, galerías... Callejeando, sin darte cuenta das con pequeñas calles sin salida que esconden placitas para descansar a la sombra de sus paredes centenarias. O con tiendecitas de antigüedades con personas que te pueden contar mil y una historias sobre el Born. Sus calles nunca duermen. Por el día, paseantes que buscan un lugar fuera de lo normal para llevarse de recuerdo a casa; por la tarde, sus calles se llenan de gente que busca los articulos sobre de moda más modernos y preciados; al anochecer, tal vez un restaurante o un bar para tomar un bocado de la deliciosa y variada de comidas del mundo que te ofrece el Born. Y por la noche, cuando la luna nos arropa con su luz, los visitantes y propios del barrio se confunden entre las luces, las copas, la música y el baile... Y sin descansar, un nuevo día comienza en el Born. No te lo acabas...