No se cómo hacerlo

Llevo varios días dándole vueltas a algo y sigo sin haber encontrado una solución. Las horas que me quedan en Barcelona hasta dentro de un tiempo están contadas y mi mente no para de dar vueltas. Por un lado pienso en lo mucho que me encanta ir a vivir a una ciudad nueva. Ir de la mano de la persona que me acompaña, poder reencontrarme con viejos amigos y con otros nuevos me hace sentir menos sóla en una ciudad tan grande. Una ciudad gris e infinita en la que si no te mueves, te quedas clavado para siempre. Por otro lado, me ilusionan los nuevos proyectos profesionales que emprenderé sóla o acompañada, haciendo tarde o temprano realidad una H más sonora que nunca y que retumbará en todos los oídos. Además, me siento muy feliz al pensar que vuelo del nido para aterrizar en mi casa. Un hogar que poco a poco y con esfuerzo construiremos. Me hace muy feliz compartir techo, nevera, cama, ducha, caminos, piedras y flores con mi compañero de vida. Pasear juntos de la mano en esta gran aventura. Y sin embargo no puedo dejar de entristecerme un poco al pensar en lo que dejo... o mejor dicho, en lo que se queda. Porque no dejo nada, me lo llevo todo muy adentro. Y no se cómo hacerlo; cómo decirles lo mucho que les extrañaré y lo mucho que les necesito. Lo culpable que me siento a veces por no poder cuidarles de cerca a partir de ahora. Lo mucho que añoraré sus olores y sus abrazos, su tacto y sus sonrisas, sus miradas, sus voces y sus silencios.

Y todo esto lo intento plasmar en un bello texto que resuma lo que siento, sobre todo, qué siento por las personas, las costumbres, los lugares que ya no veré cada día. Como una despedida... pero yo no se despedirme, porque nunca he sido yo la que se va. Me fui una vez pero no dejé a nadie practicamente diciend "adiós" a mis espaldas. Al contrario, siempre he sido yo la que se ha quedado en el andén. Y por una vez soy yo la que se marcha en tren y no se cómo comportarme, cómo sentir ni qué decir. Sólo Gracias, lo siento, os quiero, hasta pronto...