Cuando vas a comprar el pan, unas zapatillas o al pedir la cuenta en un restaurante nunca se te ocurriría negociar el precio que te están imponiendo ¿verdad? Te sabría mal regatear (porque no es nuestra cultura) o pedir un aplazo en el pago o fraccionarlo ¿No es así? Nunca se te pasaría por la cabeza decirle a un panadero que te vendiera un filete de carne o en una tintorería que te arreglaran los zapatos ¿Me equivoco? Entonces, ¿por qué nadie duda en negociar, regatear, rapiñear y racanear en los precios de los servicios publicitarios? Pagar una factura a 90 días (3 meses!!), realizar cambios (imaginate pedir un entrecot en un restaurante y cuando te lo han hecho decir que no, que mejor ahora quieres pescado y solo pagarás el pescado), pedir ajustes en presupuestos, etc... todo esto es el día a día del curioso mundo de la publicidad y por si no acabáios de entenderlo, os dejo este vídeo que lo ejemplifica muy bien. Espero que lo vea algún cliente...




Os aconsejo que activéis los subtitulos ya que es en inglés y vale la pena...