Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... Hace miles de años que dejé de contar ovejitas por las noches para poder dormir, porque o me quedaba dormida de cansancio en el sofá viendo la tele o porque en cuanto me colocaba en posición horizontal se me activaba el modo dormir. Vamos, que nunca en mi vida me ha pasado eso de, lo que en algunas jergas se conoce, comer techo... siete, ocho, nueve, diez, once... Dormía cual marmota plácidamente sin despertarme ni moverme de la misma posición ni un momento en toda la noche a no ser que me muriera de sed o de pis (jeje) o de frío. Tal era mi parálisis nocturna que me solía levantar con dolor de brazo, de mano, de pierna o de la parte de cuerpo que había sido chafada por mí durante horas. (Excepción: todo esto ocurría en los días que no tenía mis conocidas y comunes sonambuleces que a todo aquel que duerme conmigo trae de cabeza)... doce, trece, catorce, quince,...

Todo esto ha sido así hasta la noche del domingo pasada. Tal vez se debiera a las 2 horas de siesta que me casqué mientras veía una versión pirata de Los Abrazos Rotos o por los ruidos incesantes de mis adorables vecinos ( a las 12 de la noche los niños no deberían estar dormiditos ya?), o por las preocupaciones varias que me rondan por la cabeza, o por el miedo a que alguien entrara por la ventana (es una larga historia), o por el calor, o por la música máquina-bakalaera que un solidario vecino quiso compartir con todos nosotros a las 2 de la madrugada... dieciseis, diecisiete, dieciocho, diecinueve... Finalmente conseguí dormirme aunque sin llegar a relajarme del todo...ochocientos millones treinta y dos mil, ochocientos millones treinta y tres mil...

...cuarenta millones... Y ahora resulta que me entero que, aquella fórmula infalible para dormir que nos contaron nuestros padres, no servía para nada pues en realidad, lo que consigue por el contrario es que nos concentremos en los números (si no te has dormido antes de llegar al millón de ovejas) y al concentrarte no te duermes. Sin embargo, si pensamos en paisajes o situaciones relajantes es mucho más fácil que te duermas. Otra técnica para dormir y relajarse que aprendí en teatro, es imaginarse que bajas escaleras sin parar y cada uno que se imagine als escaleras que quiera.